ciencia y tecnología
domingo, 10 de abril de 2016
INSTALACION DE EDRAW 7
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miércoles, 30 de marzo de 2016
Perfiles de usuarios
La colonización de las nuevas tecnologías ha provocado la aparición de nuevos términos para definir comportamientos, actividades y perfiles hasta hace poco inexistentes. ¿Sabía que es el cracker quien hace a diario actividades delictivas en la red y no el hacker, que Steve Wozniak es un geek arquetípico, que un carder podría robar los datos de su tarjeta de crédito o que al tramposo de los videojuegos se le llama cheater? La actualidad nos obliga a conocer los términos para designar los nuevos perfiles surgidos en la sociedad de la información. He aquí un listado básico. 'Geek': "es una persona a la que le apasionan la tecnología y los "cacharros", pero tiene las habilidades sociales necesarias para vivir en el mundo real". Así es como lo define uno de los creadores del portal especializado Microsiervos, Javier Pedreira -alias Wicho-. 'Nerd': frente a geek, nerd es un término despectivo. Pedreira ha explicado que comparte con el primero la misma pasión por los dispositivos y la tecnología pero que, a pesar de ser una persona muy inteligente, carece "en cierta o gran medida" de habilidades sociales. Para el experto, el fundador de Apple Steve Wozniak sería un geek arquetípico, mientras que el creador de Windows, Bill Gates, era un nerd cuando puso en marcha Microsoft. 'Hacker': es un investigador que quiere aprender el funcionamiento de los sistemas sin que haya en ello ninguna finalidad delictiva, según el responsable de tecnología de Symantec en España, César Cid. Por su parte, el abogado especialista en nuevas tecnologías Javier de la Cueva ha matizado que el hacker no tiene por qué estar relacionado con los ordenadores, ya que es la persona que "da una respuesta brillante a una pregunta inteligente". En este sentido, ha asegurado que el médico Christian Barnard hackeó la cirugía del corazón cuando realizó el primer trasplante. En el ámbito de las TIC, el abogado ha citado Internet y el software libre como herramientas construidas por hackers. 'Cracker': es aquella persona que utiliza la tecnología con fines maliciosos. De la Cueva ha resaltado que el hacker es creativo y constructivo y disfruta averiguando cómo funcionan las cosas, mientras que el cracker destruye y hace daño. 'Spammer': individuo que crea y distribuye de forma masiva mensajes de correo electrónico basura. 'Carder': es aquella persona que maneja la información y las herramientas necesarias para robar dinero de tarjetas de crédito ajenas, ha indicado el responsable del laboratorio G Data Security Labs, Ralf Benzmüller. 'Lammer': se trata de aquel usuario que se hace pasar por hacker sin contar con el reconocimiento de una tercera persona. Normalmente esa falta de crédito se debe a que no tiene las habilidades necesarias para serlo, según Benzmüller. 'Newbie': es el principiante, el usuario inexperto de Internet y las nuevas tecnologías. 'Cheater': término que se utiliza para designar al usuario de videojuegos que hace trampas para tener ventaja sobre otros jugadores. Para ello, recurren a debilidades en el código de programación de un título o utilizan software no autorizado. Según la responsable de prensa de World of Warcraft en España, Sara Fernández, estos personajes son perseguidos por las empresas desarrolladoras y están mal vistos en la comunidad "jugona". 'Troll': se trata de aquellos individuos que participan en foros de debate, blogs, Twitter, chats y otros entornos de conversación para provocar y molestar a los usuarios e interrumpir el ritmo de la conversación. 'Maquero': usuario fiel de los ordenadores Mac de Apple que suele criticar el funcionamiento de Windows, el sistema operativo del competidor Microsoft. 'Fanboy': este término también está relacionado con la compañía de la manzana y se refiere a aquellos consumidores que compran todas las novedades de Apple en cuanto llegan al mercado.


ELEMENTOS DE LAS REDES SOCIALES
Hasta ahora hemos venido considerando y analizando como elementos organizativos en la Administración pública al fin, la estructura, la competencia, la función y el procedimiento, y se nos ha manifestado su íntima conexión. Pero al considerar la organización o las decisiones en materia de organización, que es lo que realmente estamos haciendo, no pueden dejar de considerarse los recursos administrativos o los medios necesarios para llevar a cabo la actividad correspondiente.
En este orden hemos de referirnos de nuevo a Baena del Alcázar que, al tratar de las políticas públicas o decisiones conformadoras y exponer las funciones administrativas a las que ya nos hemos referido en ocasión anterior, en especial a las de apoyo a la decisión y a las de ejecución y mantenimiento, nos dice que todas ellas se refieren a los recursos o medios administrativos que se encuentran estrechamente relacionados, de modo tal que la gestión administrativa correcta no se obtiene sino por el cumplimiento adecuado y ordenado de las funciones, utilizando de modo tal los recursos administrativos que las previsiones respecto a ellos y su uso encajen unas con otras y se coordinen debidamente. Y señala como tales recursos administrativos: el diseño orgánico, los recursos humanos, los medios financieros, el procedimiento de gestión y la información, ésta referida a los medios de que se dispone y sobre la realidad social y económica sobre la que se incidirá. Es cierto que todo ello nos ayuda perfectamente a entender la actuación administrativa respecto de las políticas públicas, pero también nos indica ésta respecto de cualquier decisión; lo que significa determinar cómo se administra y por extensión cómo se debe administrar.
Pero algunos de estos factores vienen a coincidir con parte de los que he calificado como elementos organizativos y ello, sin dejar de tener en cuenta diferencias o matices en los conceptos utilizados, resulta del amplio concepto que vengo manteniendo respecto de la organización administrativa, considerando como tal tanto a los principios, como a las reglas, como a los procedimientos, o la estructura y los medios. Lo que significa que a la hora de hacer efectiva cualquier decisión, sin perjuicio de las actuaciones previas para adoptarla, en la que ya juegan su papel los principios y la reglas, hay que preparar y organizar la ejecución, lo que significa considerar los elementos que hemos venido exponiendo. Por ello, a la hora de referirme a los medios o recursos administrativos, prefiero poner el acento en los recursos humanos y en los medios económicos y materiales necesarios para realizar la actividad que supone la decisión o política correspondiente.
Pues bien, a la hora de determinar los primeros, es decir los recursos humanos, y sus características, preparación, etc., desde mi punto de vista es cuando resulta fundamental el procedimiento de gestión, pues él revela las capacidades y habilidades necesarias para su efectividad y determina los requisitos de las personas y empieza a determinar los puestos necesarios, sus funciones y, finalmente, permite delimitar la estructura y el carácter y forma de la organización propiamente dicha. Todo ello permite, a su vez, concretar los medios materiales y, junto con ellos, los medios económicos y el presupuesto necesario. Otra cosa es que el proceso finalmente sea distinto y él no condicione el presupuesto, sino que los medios económicos existentes o posibles condicionen finalmente la organización y la actividad. De este modo el proceso organizativo y la consideración de sus elementos tiene dos planos, uno el ideal, coincidente con lo necesario según el sistema objetivo y racional seguido, y otro el real, configurado este por lo posible, dado los medios existentes en cada momento y la necesidad de seguir atendiendo las decisiones en ejecución y la de atender el resto de decisiones adoptadas. Es por ello que el presupuesto se presenta como tal y no como una consecuencia, aunque comience su determinación en el proceso administrativo de la organización. Pero el administrador general y el directivo público, sin perjuicio de su coordinación con los departamentos económicos que configuran el presupuesto, deben actuar en el plano ideal y determinar el plazo o término de la eficacia plena de la decisión de la que se ocupan, de modo que se configure la política presupuestaria futura. En el fondo se marca el tiempo de la ejecución y mantenimiento de la política pública correspondiente, lo que conlleva su eficacia.
Por tanto, el proceso, cuando se contempla el conjunto de decisiones en ejecución y las que han de ejecutarse en adelante, determina una previsión de los medios y recursos necesarios y de la actividad para su obtención, que en realidad se traduce en la confección del presupuesto económico general de cada Administración y de los programas a ejecutar. Por ello no es posible decidir y formalizar una política pública si no van a existir recursos para su eficacia, pues no podrá administrarse respecto de ella y no se hará efectiva y real. Y si ello ocurre, es decir se formaliza una decisión que no puede ejecutarse por no existir recursos administrativos, se produce una disfunción entre Derecho, Política y Administración.
Hasta ahora hemos venido considerando y analizando como elementos organizativos en la Administración pública al fin, la estructura, la competencia, la función y el procedimiento, y se nos ha manifestado su íntima conexión. Pero al considerar la organización o las decisiones en materia de organización, que es lo que realmente estamos haciendo, no pueden dejar de considerarse los recursos administrativos o los medios necesarios para llevar a cabo la actividad correspondiente.
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